Brasil / Salvador
Semblanzas bahianas
Recorrido por el barrio Pelourinho, todo un símbolo de la cultura colonial negra en la mítica ciudad brasileña
SALVADOR DE BAHIA.- Se for de paz, pode entrar (Si vienes en paz, puedes entrar ) reza la leyenda de la casa azul que aloja la Fundación Jorge Amado. Qué mejor frase para ilustrar el espíritu despreocupado que inunda esta ciudad, y qué mejor punto para empezar a conocer Bahía que la casa del autor de Dona Flor y sus dos maridos , el ciudadano más famoso del Pelourinho, barrio donde se ubica el centro histórico de la ciudad. El mismo autor que una vez calificó a Bahía como la "célula madre de la cultura brasileña", responsable de crear "un pueblo bueno, amigo de los colores chillones, bullanguero, manso y amable".
Justamente fue en este barrio donde Amado vivió buena parte de su vida y tomó inspiración para sus historias de fama mundial, que reflejaron diferentes aspectos de la vida marginal brasileña. Por eso quizás, en agradecimiento a lo que su país y esta ciudad le habían dado, Amado legó su casa azul de arcadas para hacer un centro cultural que no sólo sirve para la investigación y la difusión de la cultura local, sino también como "un lugar de encuentro e intercambio cultural entre Bahía y otros lugares". Este centro cultural es uno de los sitios para visitar a la hora de embarcarse en un recorrido por el centro.
Pero el Pelourinho es mucho más que el lugar de nacimiento de Amado. Rara mezcla de extrema pobreza y derroche barroco, Salvador de Bahía quizá sea el lugar que concentra la mayor cantidad de vestigios de la cultura africana que pueda verse en estas latitudes. Las personas, las vestimentas, las construcciones, la curiosa mezcla de catolicismo y figuras del candomblé... Todo hace pensar que uno está en una ciudad colonial africana.
La construcción más imponente del conjunto no es otra que el monumental Mercado Modelo, un edificio cercano a la costa rodeado de leyendas y mitos de los fantasmas de los esclavos que habitaban en sus sótanos y que a las noches aúllan por el peso de las cadenas. Leyenda o realidad, es uno de los puntos más visitados por los turistas, que se desesperan por conocer sus pasillos y subsuelos, apreciar los frescos que en sus paredes retratan la vida de los esclavos o comprar las mil y una artesanías que allí se ofrecen, y que van desde los instrumentos típicos hasta los clásicos vestidos blancos, uniforme de las bahianas.
El Mercado Modelo es, además, el lugar paradigmático de la práctica de capoeira, el arte marcial con la cual los esclavos se entrenaban para alcanzar la libertad. Los amantes de este arte suelen practicar al frente del mercado todas las tardes.
Además de la capoeira hay otro ritmo que inunda las calles del Pelourinho y que es casi una marca registrada de la ciudad: el Olodum, la organización musical popular creada en 1979 para rescatar la cultura afrobrasileña. El Olodum (nombre inspirado en Olodumaré, el dios de todos los dioses en el candomblé) es más que un movimiento cultural, un movimiento social, que lucha contra la discriminación y marginalidad. Sus sonidos de tambor han alcanzado fama mundial.
La Olodum realiza shows todos los domingos. Fueron sus ensayos en el Pelourinho los que dieron la idea al gobierno de la ciudad de revitalizar el centro histórico de Salvador. También protagonizan el Carnaval de Bahía y el Festival de Música e Artes Olodum Mirim, a fines de enero.
Riqueza barrocaAntes de ser el lugar de nacimiento del escritor más famoso de Brasil, el Pelourinho fue pensado como lugar de vivienda y devociones de la nobleza portuguesa y brasileña. Prueba de eso son las majestuosas iglesias y edificios públicos que pululan en el barrio, concebidos para contener el esplendor de los nobles brasileños. Se calculan 800 edificios antiguos, lo que convierte al Pelourinho en el conjunto arquitectónico barroco más grande de América del Sur. No por nada, cuando fueron echados de Portugal por Napoleón, los reyes Braganza recalaron en este sitio, allá por 1808.
Bemvindo , casi grita un hombre negro agitando un centenar de pulseritas de colores que dicen Senhor do Bomfin , en la puerta de una de las iglesias del Pelourinho. El anfitrión explica que regalar la pulsera atándola con tres nudos equivalente a tres deseos. Es parte de la tradición bahiana y un augurio de buena suerte para el beneficiado. Cerca, una de las típicas bahianas asiente. Sentada en la puerta de la iglesia con su traje blanco cargado de puntillas y rosarios, la mujer parece salida de una novela del siglo XIX, si no fuera por un pequeño detalle que estropea la postal: el plato de papas fritas con ketchup que tiene en su impecable regazo blanco y que devora con ansiedad.
Esta imagen es la más original bienvenida a la visita a la Iglesia del Rosario de los Pretos, construida por los esclavos para su uso exclusivo (no podían compartir iglesia con sus patrones blancos), uno de los más bellos monumentos religiosos del Pelourinho.
Otros puntos imperdibles entre edificios del siglo XVIII son la Catedral Basílica, con piezas de los siglos XVI al XX, y el Convento de São Francisco o Igreja de Ouro, una de las más espectaculares iglesias de Brasil, ya que posee el interior recubierto íntegramente en tallas de madera bañadas en oro.
Un detalle para visitar el barrio es el elevador Lacerda, que conecta la parte baja (donde está el Mercado Modelo) con la parte alta (donde están las iglesias), en un trayecto de 72 metros, que dura 30 segundos.
Por Mercedes Colombres
De la Redacción de LA NACION
De la Redacción de LA NACION
Los colores de Bahía son una hermosura. Mira estas fotos encantadoras de allí: http://migre.me/uTKf
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